Hace miles de millones de años hubo un gran orígen, un principio desconocido, quizás, debido a una gigantesca explosión en alguna parte de la Nada. Trás múltiples transformaciones, se orignaron elementos que, la final del proceso, dieron lugar a rocas, piedras y minerales, al margen de las diversificaciones de formas, planetas y vidas distintas. Todo ello derivó en lo que actualmente conocemos como Universo y con él, apareció la Tierra.
Trás un extenso período de procesos y estados diferenciados, fue posible la vida del Hombre y en consecuencia nació la Cultura. A lo largo de esta evolución, el Hombre aprendió a observar lo que le rodeaba y terminó por dar forma a muchos de los elementos que se encontraban a su alrededor, entre ellos, las piedras, testigos eternos de su periplo por la Historia.
Gracias a su talento, imaginación y habilidades, el Hombre aprendió a transformar dichos elementos para sus fines, es decir, supo interpretar que las piedras deberían tener un sentido distinto a su estado salvaje originario. Por sus creencias, hazañas, sentimientos, luchas, el Hombre fue capaz de darles diversas formas, estructuras y volúmenes, y así nació la necesidad de generar esculturas y estatuas. Todas las culturas que han contribuido a la gestación de la Humanidad, desde sus albores hasta la actualidad, han sentido el impulso de crear estatuas; en todos los rincones del planeta pueden hallarse miles de ellas.
Barcelona Dream Stones, es sólo una ínfima parte de este fantástico legado humano, un viaje artístico por las estatuas más relevantes de esta ciudad mediterránea, un proyecto abierto en constante evolución que irá incorporando en su seno nuevas aportaciones hasta completar su destino: dejar testimonio gráfico de la belleza convertida en arte. Como dijo, Friedrich Nietzsche, "no basta con tener talento, ha de permitirse que los demás lo tengan y lo desarrollen".
Karl Flaqué Monllonch.-